Una cosa es lo que he podido escuchar en los distintos medios radiofónicos, y otra muy distinta la repercusión de la noticia.
Casualidades de la vida, anoche mismo iba a escribir un artículo sobre las pocas noticias que estaban generando la banda terrorista Eta. Todo el mundo está tan centrado en los verdaderos problemas de la sociedad (situación económica, desempleo, vivienda…) que el terrorismo estaba pasando a un segundo plano.
Vaya por delante todo mi respeto a todas las victimas directas e indirectas del terrorismo, y mi mayor repulsa a este tipo de atentados. Pero aún así, nunca pensé que el terrorismo fuera el primer problema de los españoles, por mucho que así nos lo hicieran ver las dos fuerzas políticas mayoritarias en las últimas elecciones.
El atentado se ha producido sobre las once de la mañana. Afortunadamente sin víctimas mortales. Desde esa hora, hasta las ocho en la que estoy escribiendo este artículo, nadie me ha comentado absolutamente nada del atentado. En ese período de tiempo he mantenido reuniones con directores de tres bancos, he comido con mi mujer, he tomado café con mis padres, he hecho el camino de vuelta a casa en el coche con tres compañeros de trabajo, me he reunido con la asesora fiscal y director comercial de la empresa. Nadie, nadie absolutamente me ha referido el atentado.
Desde mi forma de entender, esto es un triunfo que debe de llamar a la reflexión. La vida no se para por un atentado terrorista.
No quiero parecer un iluso, pero si bien el problema de las nacionalidades sigue vigente sobre todo en temas relativos a la economía y al lenguaje. La banda terrorista Eta se está convirtiendo en un anacronismo al que debemos de dar menos vida mediática, al igual que hicimos con los Grapo.
En nuestras vidas, mejor dicho en nuestras muertes, está mucho mas presente el cáncer, el accidente de tráfico, la violencia machista, la droga, la desesperación, que el terrorismo.
ETA HA MUERTO DE VIEJA, PERO HA MUERTO.
Casualidades de la vida, anoche mismo iba a escribir un artículo sobre las pocas noticias que estaban generando la banda terrorista Eta. Todo el mundo está tan centrado en los verdaderos problemas de la sociedad (situación económica, desempleo, vivienda…) que el terrorismo estaba pasando a un segundo plano.
Vaya por delante todo mi respeto a todas las victimas directas e indirectas del terrorismo, y mi mayor repulsa a este tipo de atentados. Pero aún así, nunca pensé que el terrorismo fuera el primer problema de los españoles, por mucho que así nos lo hicieran ver las dos fuerzas políticas mayoritarias en las últimas elecciones.
El atentado se ha producido sobre las once de la mañana. Afortunadamente sin víctimas mortales. Desde esa hora, hasta las ocho en la que estoy escribiendo este artículo, nadie me ha comentado absolutamente nada del atentado. En ese período de tiempo he mantenido reuniones con directores de tres bancos, he comido con mi mujer, he tomado café con mis padres, he hecho el camino de vuelta a casa en el coche con tres compañeros de trabajo, me he reunido con la asesora fiscal y director comercial de la empresa. Nadie, nadie absolutamente me ha referido el atentado.
Desde mi forma de entender, esto es un triunfo que debe de llamar a la reflexión. La vida no se para por un atentado terrorista.
No quiero parecer un iluso, pero si bien el problema de las nacionalidades sigue vigente sobre todo en temas relativos a la economía y al lenguaje. La banda terrorista Eta se está convirtiendo en un anacronismo al que debemos de dar menos vida mediática, al igual que hicimos con los Grapo.
En nuestras vidas, mejor dicho en nuestras muertes, está mucho mas presente el cáncer, el accidente de tráfico, la violencia machista, la droga, la desesperación, que el terrorismo.
ETA HA MUERTO DE VIEJA, PERO HA MUERTO.
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