Hoy te tocará a ti. No te
asustes, llevas tanto tiempo conviviendo conmigo que sabes que no te
abandonaré, pero hoy te tocará a ti.
Me conoces desde muy pequeño,
eres pesada, pero muy bien vista.
Todavía no sé si agradecer o
despreciar la educación fundamentada en ti. Me lo has dado todo, pero te llevas
siempre lo mejor.
Tienes un buen ejército. Si tú te
descuidas, mandas a uno de tus sicarios disfrazado de gente que te debe querer
a recordar el pacto; “yo te lo doy todo, pero me llevo lo mejor de ti”.
Haces que el camino sea fácil,
exigiendo muchas horas a tu dedicación exclusiva.
Todo lo que me rodea se
fundamenta en ese miedo a fallarte, a no estar a tu altura, a que el
abandonarte un momento sea el principio de mi caída.
No sabría reprocharte tu poder de
adicción, no sabría expresar quién necesita a quién.
Me río cuando estás cerca, aún a
sabiendas que la mejor carcajada nunca fue junto a ti.
¿Qué si te tengo miedo? Sí.
La mochila pesa y veo como tu mano no se cansa
de meter piedras en ella.
No quiero que me dejes, todavía
no, aunque sabes que sueño con el momento que esa carcajada me despierte y comprobar que no es la tuya la
que oyen mis oíos.
Dame la mano RESPONSABILIDAD, y
llévame donde tú quieras.
-Comenzamos?
-Sí, pero empieza por una piedra pequeñita.