Otro veranito. En el que cumplí
mis cuarenta y tres añitos. Último día de agosto, la canícula alejada de
nuestras carnes. Mi cerebro empieza a funcionar mejor. Los rigores del verano
lo habían dejado licuado, vamos, como si lo hubieran pasado a velocidad turbo
por la termomix, y el cuerpecito a la varoma.
Descansado, bañado, comido,
bebido, y sobre todo, reído y corrido.
Lo del participio del verbo
correr se lo debo a mi cuñado Andrés y a mi compadre. Siempre dando ánimos y
deseosos de que corra la nocturna. Lo del catorce; puerta grande, o batitas
verdes, va por ustedes. La verdad es que “hacer deporte” con la mujer de tus
sueños es una gozada. Y si después te deja compartir ducha... Envidiable el
estado de forma de Rosario. Puerta grande asegurada para ella.
Sobre el del verbo reír, ese se
lo debo en exclusiva al compadre, con el atrezzo de la pandilla claro, pero muy
especialmente a él. Para nuestra historia y para la de muchos avulenses quedará
el show que montamos en el concierto tres en uno (Danza Invisible, La Guardia, Tributo hombres G)
a los pies de las maravillosas murallas de Ávila. El malaguita (vocalista de
Danza Invisible) todavía se estará acordando de nosotros. Y nosotros que creíamos
que no sudaríamos en Ávila. A Ramón, el botones del hotel, le daba yo un
consejito cuando venga por aquí a ver si se achicharra el cabrón.
Bañado en Caíz con una morena que
quita el sentío. Comido en Vigo con mi gente. Bebido, bebido con la pandilla al
completo en Villa Ilegal. Roberto, Rogelio, Manolo, Compadre Lechu y
respectivas. Mi suegra como invitada de “excepción”.
Lo de descansado para mi padre
(mi compañero de pies descalzos y chanclas en la mano). No hubo tiempo para
estar juntos dando un paseo por nuestra playa. Pero estuve a tu lado cuando te
despediste del último eslabón de tu familia. Fue duro verdad?.
Ya no queda nada detrás. En ti empieza
todo.
Verano de 2012.
