sábado, 11 de abril de 2009

TENÍA CARA DE CANSADA


Fue al alba. Nubes de Viernes Santo, trinos de vencejos. Todos esperando su llegada. Usted había acudido a la cita sola. Yo también.

Cuando apareció por la esquina, un suspiro al aire y un comentario. Ambos clavamos los ojos en Ella. Usted utilizó el pañuelo, yo preferí sentirlas por mi cara.

Pasó, como todo pasa en la vida, entre penas y alegrías.

Nos despedimos con un “a Dios” que queda en la historia, en la suya y en la mía.

Un día, que llegará, ni usted ni yo estaremos esperándola, pero los dos, por siempre, seguiremos unidos en la Esperanza.

El comentario fue acertado “la Señora tenía cara de cansada”. Usted también.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Probablemente yo también estuve allí.