Como un espejo que mejora al
modelo, así te veo yo. Me gustas, aunque mis decibelios quieran pulir lo que
nunca conseguiré y que el tiempo y otros, tu vida en definitiva, harán sin el
más mínimo esfuerzo.
No puedo ser tu amigo, aunque no
me hubiera importado ser uno más de esa legión.
No lo creerás, pero cuando te
miro te veo como un luchador contra los genes que heredas y no gustan, aún sin
saber que ellos nunca pierden porque son
tú mismo. En la batalla de la perseverancia me has ganado, bueno, en otras
también. Permíteme que te lo cuente cuando nos podamos mirar a los ojos sin
reconocernos en el rol que ocupamos.
Sabes bien lo que significas para
mí, y te agradezco que me dejes disfrutar del que te sigue, sabes que tu puesto
es de mayor responsabilidad pero los que nos criamos en la entreplanta tenemos
un mimetismo especial, compartimos trinchera.
Te agradezco, y no sabes cómo, la
relación tan íntima, tan cariñosa, madura, que tienes con la que llegó la
última para ponerse, en muchos casos, la primera. No en pocas ocasiones te veo
usurpar mi identidad dentro de la tribu. Lo haces perfecto, sabes pastorear
porque conoces la dureza del camino; has debido de llorar mucho más de lo que
te he visto. Eso te hace fuerte.
Hoy cumples los dieciséis, no tienes
la mayoría de edad que habilita para cosas superfluas como conducir, votar…
pero sí que eres mayor para experimentar con los claroscuros de la vida. La
adolescencia marca, sin querer darte lecciones, tampoco creo que sirvan. Es tiempo
de dejar sitio a la que llama a tu puerta; la madurez.
Por último, confesarte que acerté
cuando elegí a mi compañera de camino, la única persona que te quiere más.
Nunca olvides que sus manos envejecen
esculpiéndote.
Un beso.
PD. Sueño con el momento de
compartir una cerveza contigo. Todavía es pronto. Que El y Ella nos lo
permitan.
3 comentarios:
Buena rama la que tiene buenas raíces
Mi Manolo, ay mi Manolo.
Todavía recuerdo cuando quería ser "Picaor" de toros.
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