sábado, 8 de enero de 2011

ME DIERON UNA LECCIÓN


Seis de Enero. Ocho de la tarde. Precepto.

Me siento en la banca. Atrás para no variar. El Misericordia a mi izquierda.

Pasan al menos doce minutos y el oficiante sin aparecer. Dudas. Tenue revoloteo.

Temiendo la aparición del fantasma de Berlanga o al Padre Medina, me levanto, y salgo apresuradamente tras avisar a los que me quieren para que no me echen en falta.

En la puerta, varios feligreses parlamentan. Tomo las de villadiego y me planto en casa. Ya tengo motivo para rajar en mi blog.

Hubo villancicos, hubo escrituras, en definitiva Él estuvo allí.

Yo salí por patas y el cura, media hora tarde, solo sirvió para “repartir hostias”.

Lección aprendida: Misa, sí o sí.

No hay comentarios: