lunes, 13 de julio de 2009

CHANQUETE, POR QUÉ NO TE MUERES OTRA VEZ.


Nunca sentí el verano como la mejor de las estaciones. Aunque es en este periodo donde se agolpan los mejores recuerdos; mi primer amor, mi primer beso, mi primer sexo, mi primera escapada, mis cumpleaños, mi boda, mi primer hijo…

Supongo que el pasar varios veranos buscando a la madre de Marco, ir siempre a septiembre con asignaturas pendientes, el tener un físico nada recomendable para pasear semidesnudo por Tarifa (ni siquiera por Chipiona), ese calor insufrible que tenemos los que preferimos la tabla y el cuchillo mejor que la tabla y la vela, este trabajo que por las tardes estivales se hace insufrible, han pesado mas en la balanza y han declarado a este trimestre como el menos deseado de todos. Por no gustarme de esta época, no me gustan ni los caracoles.

Definitivamente, puedo decir que me gusta el marrón sobre el verde, el ocre sobre el amarillo, me gusta la hoja en el suelo, la brisa fresca en la cara, ese banco en sol y sombra, esa última frase de cada libro, disfrazado de verano, que pasa por mis manos.

Aunque me veas reír, siempre he preferido llorar.

Un beso a tod@s.


PD1. Compadre, ni óxido, ni los cuarenta. Qué será Compadré, qué será…
PD2. El color del silencio es como el color de un hematoma. En una primera fase, dolorosa, es rosáceo y vistoso. Con el tiempo, y a la vez que el dolor se alivia, te va dejando tu espíritu totalmente ennegrecido.

2 comentarios:

Eunice dijo...

Gracias Mai.

Anastasio Pineda dijo...

Hombre! por fin ha vuelto...
esperemos que no nos abandone más...

Un abrazo compadre