lunes, 8 de abril de 2019

CUANDO UN PREGÓN ES MUCHO MAS QUE UN PREGÓN




Ya va para un año que no rodaban lágrimas surcando una cara que envejece y que humedecen esa almohada compañera de sueños.

Sentí frío ante los míos. No demandé nada y me retiré. Supe que ya estabas aquí, fiel a tu cita. ¿Para qué esconderme? Pensé en las veces que intenté hacerlo. Te supe poderoso.

Me metí en la cama, rehuí al repaso diario de lo acontecido y me dispuse a escuchar el pregón de Charo Padilla. No buscaba en él más que su voz, esa voz que tantas veces acompasó mi respiración en esa misma cama después de tantas tardes, tantas noches buscándote entre incienso y cera, entre tambores, levantás... Esa voz que tantas veces fue refugio y otras tantas esperanza.

No sé en qué momento esa voz fue susurro, mi vida sueño. 

Amanece, la lluvia me recuerda las lágrimas derramadas en la larga noche. Ahora sí, con retraso, mi mente se dispone a repasar cada momento de ese domingo de pasión. Esas risas entre amigos, el triunfo de mi equipo, ese café con la que me dio la vida y esa mañana disfrutando del pregón de un hombre al que tengo por amigo, al que siento cerca, del que disfruto de su sosiego en la conversación, su eterna sonrisa, sus ganas de vivir y hacer vivir, de su compromiso. Sí, lo he visto maldecir y voltear la portada de un periódico. He escuchado crujir su alma ante la injustica del desprotegido, del que menos puede o del que menos tiene. 

Sabía lo que iba a escuchar. No me sorprendió nada. Arropado por la familia y muchos amigos que evidenciaron la falta de un lugar más apropiado. Inmejorable puesta en escena. Bonita presentación. Pregón comprometido y muy bien declamado. 

Amigo Joaquín, te confieso con la mayor de las certezas que las lágrimas que se derramaron mientras escuchaba la voz de la pregonera  fueron las lágrimas almacenadas escuchándote a ti. Y que tu pregón ha sido la clave que necesitaba para descifrar quién me busca cada primavera. Tus palabras quitaron la venda de mis ojos para ver que ese que yo sentía tristemente como un mal poderoso no es otro que Él. Ese que nunca falta a su cita y que me acompaña en la búsqueda de mi esencia. 

Gracias amigo.


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