Supongo que en lo que os cuento hay mucho de mi pueblo. Nunca me ha gustado el mundo de los animales y menos de ese disfrute que para muchos de ellos, y menos de ellas, es la cacería.
Pero la verdad es que me ha contagiado el entusiamo colectivo que ha despertado este campeonato de galgos. Un poquito de la gran película de Berlanga si que hay, pero pintan bastos en el motor económico de nuestro pueblo y es el momento de reivindicar ese espíritu busca vida que tanto nos distingue. Me han llegado a emocionar algunos detalles. Hoy se abrían los negocios con la ilusión renovada y con la mejor sonrisa. Hoy va a ser un gran día!, no hay pereza cuando sabes que tu esfuerzo se verá recompensado.
Posiblemente para muchos, Mister Marshall haya pasado de largo pero nadie le robará ese despertar poniéndose el traje que mejor le sienta a un visueño. El traje de su negocio, el traje que le da de comer y que con tanta ilusión y esfuerzo plancha cada día. He visto sonreir a mi pueblo. Me gusta.
Mañana inmejorable para disfrutar del gran patrimonio visual que es nuestra vega. Mucha gente, buena organización. Con todos los sentidos dispuestos a conocer un nuevo espectáculo.
Subido a una loma, y con las piernas deseando un descanso, comienzan las carreras, a mi lado un aficionado de Badajoz. Aunque la vida no es más que encuentros y desencuentros, a este aficionado, no conozco su nombre, será difícil de olvidar. En hora y media me ha dado un máster completo sobre este tipo de cacería, dejándome incluso su mejor tesoro, sus prismáticos, para ver una de las carreras. Hubo tierra de barros en bota que según me comentó quitan las legañas de los ojos.
En resumen, para mi forma de entender, un espectáculo lejano con gente muy cercana.
Al despedirme de este aficionado pude comprobar que en la espalda de su chamarreta tenía una inscripción; Para un gran galguero. Nunca una inscripción pudo ser más acertada.
Hoy mi corazón latió con fuerza.
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