jueves, 17 de junio de 2010

¿SE PUEDE?

Podría utilizar una conocidísima frase de Fray Luis de León después de su larga ausencia en la cátedra que ocupaba: “Como decíamos ayer..”

También podría hacerlo agradeciendo a todos y todas los que me habéis llevado a este momento…

Vaya por delante mi respecto a todos y todas los que ocupáis la blogesfera visueña: “CON VUESTRO PERMISO…”

El sindicalismo obrero, muerto. El estado del bienestar, gravemente herido. El gobierno, abdicado. El pueblo, torturado… Hemos perdido… sin luchar. Nos han dividido… nos han vencido.

Ahora nos toca claudicar y aceptar el yugo del poder en manos negras enguantadas de blanco…

Yo, me refugiaré en mi familia, aunque seamos pocos.

Por favor, no me vengas a buscar para decirme que el pueblo es sabio…
Os quiero.


PD. Nunca se cambia. A lo más que se llega es a interpretar otro papel…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Podriamos indicar cuál es el carro atascado e intentar tirar todos. No funcionaría, cada uno tiraría en una dirección diferente.
Yo he decidido tirar de mi carrito, y he convencido a mi vecino para que tire del suyo.
Habrá muchos carritos moviéndose en todas direcciones. Al menos habrá movimiento.

un saludo.
PD: no puedo darte la bienvenida, sabía que estabas detrás de la puerta.

Anastasio Pineda dijo...

Bienvenido COMPADRE!!!

Un abrazo

Manuel Domingo Jiménez dijo...

Y ¿Qué hacemos? ¿Cada uno a lo suyo? Creo que toca remangarse.

Igual da gusto poder volver a entrar a leerte en tu blog.

Un abrazo, Mai.

Anónimo dijo...

Amigo May, ¿dónde quedó la Fe?,esa que mueve montañas y multiplica panes y peces, esa que nos hace andar sobre las aguas y predicar en el desierto. Amigo May, que los clavos de este socialismo disfrazado con piel de obrero lejos de aflijirte te den fuerzas y Fe.

Yo no creo en el individualismo y mucho menos en eso de yo a lo mío y que se las apañe el vecino; y la situación actual me refuerza en mis creencias. Si cada cual se sube en su carrito sin más pretensión que no deje de rodar nos podemos ver como en los coches locos del recinto ferial, topándonos unos con otros mientras fuera de la pista todos permanecen ajenos al caos.