miércoles, 30 de junio de 2010

30 de junio...

Quién pudiera tener la inigualable plumilla de los dos hermanos para poder dibujar las corrientes de melancolía que atraviesan mi cuerpo.
Préstame tu pluma Eu, que quiero contar algo muy bonito…
Ayer tuve conocimiento de una carta de dos jovencísimos chicos que hoy se despiden, después de haber pasado sin duda un maravilloso e inolvidable curso.
Ella le escribe como no lo haríamos ninguno de nosotros. Con sinceridad. Sabe que la distancia será insalvable y solo le pide dos cosas. Que sea feliz, y que no la olvide nunca…
Se me acaba la tinta, y sólo me quedan lágrimas para emborronar la gran interrogante que quedará para siempre tatuada en la vida de ellos.

Gracias por haberme dejado llorar en vuestra despedida.

2 comentarios:

Eunice dijo...

Echaba de menos estos trocitos de corazón que pones en las palabras...
Aunque las circunstancias no permitiesen reencuentros tras las despedidas, siempre acabamos cargados de esa atmósfera melancólica que embebe el momento.

Un beso. Eu

Anónimo dijo...

A veces, querido amigo, se consiguen mejores y más importantes dibujos con las palabras y hoy tú nos has regalado un magnífico cuadro.
Muchas gracias.