Cada vez me asombra más tu puntualidad. Este año no te esperaba.
Pensamientos que revelan una evidencia. Insomnio. Otro cardenal.
Esperando tocar suelo, pero bajando... Volver a empezar. Las diástoles consumiéndome. Lágrimas secas.
Sobredosis de mis Maestros. Empezar a quererse.
Entre caladas y sorbos busco el momento de decirte adiós.
2 comentarios:
Serena el espíritu, amigo.
No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que los aguante.
Un abrazo
No permitas que te cieguen las tinieblas teniendo unos soles tan grandes.
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