Fue al alba. Nubes de Viernes Santo, trinos de vencejos. Todos esperando su llegada. Usted había acudido a la cita sola. Yo también.
Cuando apareció por la esquina, un suspiro al aire y un comentario. Ambos clavamos los ojos en Ella. Usted utilizó el pañuelo, yo preferí sentirlas por mi cara.
Pasó, como todo pasa en la vida, entre penas y alegrías.
Nos despedimos con un “a Dios” que queda en la historia, en la suya y en la mía.
Cuando apareció por la esquina, un suspiro al aire y un comentario. Ambos clavamos los ojos en Ella. Usted utilizó el pañuelo, yo preferí sentirlas por mi cara.
Pasó, como todo pasa en la vida, entre penas y alegrías.
Nos despedimos con un “a Dios” que queda en la historia, en la suya y en la mía.
Un día, que llegará, ni usted ni yo estaremos esperándola, pero los dos, por siempre, seguiremos unidos en la Esperanza.
El comentario fue acertado “la Señora tenía cara de cansada”. Usted también.
1 comentario:
Probablemente yo también estuve allí.
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